sábado, marzo 21, 2009

La Senda del Esgrimista: ¡Fórjate un nombre!

- "Dani, te pido por favor que cuando oigas esto me llames. No es lo que te has imaginado y..."



Colgó, no tenía sentido seguir escuchando un mensaje que era idéntico a los treinta anteriores que le había dejado en el su buzón de voz en esas dos semanas . Tanto repetir que no era lo que parecía empezaba a calar en su mente y pensaba que quizás mereciera pero no se lo iba a dar, aun así cogió su móvil y escribió:



"Vnt a ls 6:30 a rkgr ts csas, no tare en kasa a esa hora" - Enviar.


A esa hora había quedado con Guillermo para visitar otros dojos y captar gente para su equipo, le habían recomendado alguno del extrarradio e iban a ir en el coche.



- ¿Entonces renunciarás a la reserva?
- ¿Bromeas? - dijo riéndose - Luchar con mi mejor amigo en su equipo es lo mejor que me podría pasar - volvió a reir - siempre y cuando no me dejes como a Javi.



Javi, Dani le había atravesado el peto y su hoja había pinchado en carne, no había sido extremadamente grave pero había causado conmoción en el dojo, era la primera vez que entre dos del mismo equipo se llegaba a la sangre; él mismo se sentía afectado por ello.


- No, no volverá a pasar.
- ¿Has hablado con...?
- No
- Deberías hacerlo macho.
- Lo sé, pero... no podría... si ha estado con otro, no quiero confirmar lo que más me asusta.
- Y deberías contarle lo de Cristina.


Ese sí que era un marrón, la semana anterior, cuando comenzaron a buscar gente habían parado en un dojo de un pueblo lejano, en verdad el único dojo tan lejos, no esperaba encontrar nadie de valía allí, pero aun así tenía que comprobarlo. Al llegar descubrió que el tal "dojo" era una pista de un polideportivo, los entrenamientos se realizaban con espadas de madera mucho más ligeras que las que usaban en el de Malkiam.



"El viejo se deja un dinero en sus alumnos por lo que veo"


Al entrar los recibió el maestro Reed, americano de nacimiento, era el instructor y no estaba muy contento con que vinieran ojeadores, menos mal que habían tenido el tino de llamar para avisar de su visita, sino dudaba de que les hubiera dejado entrar.



- Mi nombre es Michael Reed, soy el instructor del dojo local ¿habeís tenido un buen viaje?
- La verdad que sí, la carretera desde la ciudad es muy cómoda - dijo Guillermo riendo, Dani parecía un muerto, sólo hacían tres entonces desde lo de Marta - yo soy Guillermo y éste sieso es Daniel.
- Encantado de conoceros; según dijisteís venís a observar a mis alumnos ¿no es así?
- Sí - respondió Dani - hace poco me han elegido capitán general de un dojo y mi maestro quiere que forme un equipo; no sólo busco a los mejores técnicamente, sino también a los más entregados.
- Ya me estoy viendo a quien voy a perder... es una pena; pero claro este es un dojo pueblerino que...
- No vengo con ese ánimo, la verdad que su dojo no está mal acondicionado y posiblemente sus alumnos sean mucho mejores que muchos de la ciudad - Dani no pensaba eso simplemente decía lo que su interlocutor quería oír. - Es más, he empezado por este dojo porque tengo esperanzas de encontrar a alguien que valga.
- Gracias, creo. Te voy a presentar a la única que merece la pena - cuando vio que Dani se disponía a hablar lo cortó - No insitas, conozco a mis alumnos como si fuera su padre, muchos de ellos se apuntan porque son unos frikis que cuando han visto la ocasión de empuñar una espada y jugar con ella vinieron corriendo; Cristina sin embargo es una luchadora nata, ahora mismo debe de estar entrenando...



Pasaron por un pasillo y llegaron a una sala del polideportivo en la que había un tatami, en ella una chica de la edad de ellos se entrenaba golpeando sacos de arena que pendían del techo y de los cuales colgaban unas campanillas, llevaba una venda en los ojos para no ver nada, los sacos se balanceaban pero ella siempre se anticipaba al movimiento. Dani se acercó en silencio y retuvo uno de los sacos, al cabo de un segundo ella se giró y golpeó al aire, él entonces lanzó el saco contra ella, que al no esperárselo, cayó al suelo.




- ¿Pero qué cojo...? - gritó quitándose la venda de los ojos, al verlos no mantuvo la compostura sino que se encaró a ellos - ¿Quién ha sido?
- Yo, el ejercicio lo estabas haciendo mal.
- ¿Qué?
- No golpeabas los sacos porque los oyeras, habías cogido un ritmo y lo mantenías, al variar ese ritmo no has sabido reaccionar. Hubiera dado lo mismo que llevaras los ojos descubiertos entonces.
- Pero...
- ¿Cual es tu arma?
- Mi posición es la de cobertera, suelo llevar una bastarda o similar. - dijo levantando la espada de madera que llevaba, Dani comprendió que tenía que tener fuerza para impulsar los sacos con esa espada.
- Perfecto - se empezó a quitar la vaquera que llevaba - Maestro Reed ¿tendría usted una espada cimitarra?
- Sí, ahora mismo te la traigo.



Mientras el maestro volvía Dani calentó los músculos de los brazos y las piernas con unos estiramientos, Dani pensaba en las posiciones que necesitaba, un cobertor no era lo que más necesitaba. Una escuadra se solía componer por un par de defensas rápidos o cobertores (gente que le guardaba las espaldas a sus compañeros), dos atacantes y un mandoble; no siempre había que seguir este esquema, pero solía ser el más equilibrado; Dani salió de sus pensamientos



- ¿Para qué has venido? - preguntó - Eres muy joven para ser un maestro. -Él no dijo nada, se limitó a mirarla - ¿Qué pasa?¿se te ha comido la lengua el gato?
- No, pero si te digo a que vengo puedo condicionar tu respuesta.
- No soy una colegiala a la que le tiemblan las piernas por...
- No he dicho eso, tu lucha contra mí lo mejor que sabes y punto.

Ella calló, Dani terminó los calentamientos y cogió la espada que le ofrecía el maestro, era mil veces más ligera que la suya y no estaba aconstumbrado a ello, hizo un par de molinetes para equilibrarse. Luego, se encaró a ella y le dijo:


- Tú ataque, yo defensa - le sonrió - veamos que sabes hacer.


Y así comenzó el baile, Dani se sintió forzado un par de veces, ella era buena; había dicho cobertera (que se encarga de cubrir a los compañeros que avanzan), pero Dani le veía potencial como atacante.

- Basta, no lo haces mal. - tenía la respiración forzada. - estoy buscando gente para el equipo del dojo del Maestro Malkiam, estaría interesado que fueras a una prueba final en dicho dojo el día...- ella lo cortó con un abrazo, parecía estar afectada - ¿te pasa algo? ¿estás bien?
- Sí, sí... es sólo que... que nunca pensé que fuera buena en esto ¿sabes? Últimamente dudaba de si seguir y... - se secó las lágrimas con la mano - joder, vas a pensar que soy tonta... ¡No te rías!
- No pienso eso de tí, la prueba es dentro de tres lunes, no faltes ¿eh?
- Tranquilos ¿quereís que salgamos a tomar algo?
- Yo tengo que preparar una exposición para el pasado, Dani. - dijo Guillermo - Si te vuelves en bus...
- Yo tengo coche, te puedo acercar - dijo ella al ver que Dani dudaba.
- Vale, te veo mañana pues ¿no? - dijo Dani mirando a Guille
- Venga...

Salió de su línea de pensamientos, de los recuerdos de la noche en casa de ella, ya estaban llegando al dojo y tenía que prepararse, los maestros cada vez eran más reacios a dejarlos pasar, ya había corrido el rumor de los ojeadores que se llevaban a las estrellas.

- ¿Cuántos nos quedan?- preguntó Guillermo
- Tenemos a Cristina y a Juan como atacantes, tu eres un cobertor, yo soy mixto, quizás un mandoble, pero perderíamos velocidad o un defensa rápido.
- Y los reservas - dijo sonriendo - no te olvides de ellos.
- Y cuatro reservas, cierto.
- ¿Cuatro?
- Nos dará más versatilidad a la hora de formar un equipo; podemos formar varias escuadras distintas.
- ¿Puedo hacer yo la prueba?
- Vale...

Pasaron la tarde en ese dojo, no había nadie de interés en él o no habían asistido ese día. Dani volvió a casa a las ocho bastante decepcionado, al llegar descubrió que la cerradura no estaba echada; suspiró y entró en el piso.

- ¿Dani? - le llegó su voz desde el salón. - ¿podemos hablar?
- Sí - dijo él - por qué no...



CONTINUA

Lo he tenido que cortar aquí porque sino esto hubiera sido interminable. Espero que os guste tanto o más como la anterior actualización, en los siguientes capítulos desarrollaré un poco más el equipo, a Cristina y la relación con Marta.

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