No me busqueis....

Cuando muera no me vengas a buscar
en mi tumba no voy a descansar
Sere luz en el anochecer estival
sere brisa en la tarde otoñal
No, no me vengas a buscar
la muerte no me parará jamás
viviré en el aire y la luz
en mi tumba no voy a descansar

Este pequeño poema lo escuché en la tele hace, está más o menos versionado. Me gustó y por eso lo cuelgo y tal.

Por otro lado cuelgo una historieta corta que reformé hace poco y dejo puesto un videoclip que se me quedó colgado.

Volver a casa

Después de muchos años el jinete volvía al hogar, la guerra le había obligado a partir para defender todo lo que quería: su tierra, su pueblo y a ella... Se trataba de una chica del pueblo vecino, que rápidamente había enamorado a nuestro protagonista, él le confesó su amor poco antes de partir a la batalla, ella no dijo nada y ahora el volvía a casa.

-“Cuatro años”- pensó.- “Cuatro largos años pensando en ti y ahora vuelvo, después de tanto”

Sin quererlo imágenes de la guerra volvieron a su memoria, compañeros cayendo, la muerte a su alrededor y un hacha que descendía hacía él... la herida volvió a doler.

-“Estuvo cerca...”

Los dioses le habían salvado, le habían hecho llegar a la mayoría de edad y ahora podría vivir junto a ella, podría casarse, vivir felices lejos de la muerte...

Mientras él pensaba su caballo continuaba un camino que también añoraba, era el mismo caballo con el que había partido cuatro años antes, en todo momento la suerte del amo y de la bestia fue la misma, también el animal dormía mal por las noches. Al fondo del camino apareció una aldea, había crecido en esos años y estaba llena de vida. De los veinte que habían partido sólo uno regresaba...

- Ya estamos en casa - dijo al caballo- por fin en casa...

No paró allí, no había familia esperándolo y sus amigos estaban enterrados en los diversos frentes donde habían luchado, poco le ataba al poblado. Así que cabalgó hacia el pueblo de Leyre, a menos de veinte minutos a caballo, pero a mitad de camino sintió que debía media vuelta, el jaco también parecía dudar.

- A ti también te dicen algo las tripas ¿no, bonito? Pero ya no hay vuelta atrás, continuemos.

Leyre estaba a la entrada de la cabaña, él la vio pero no se atrevía a acercarse, justo cuando decidía avanzar un chaval llegó por el camino. Era alto, moreno tanto de piel como de pelo, melena larga y brillante y parecía ser algo más que un amigo para ella...

- Vamos pequeño – giró al caballo y lo encaró al camino – aquí no pintamos nada.
De repente escuchó su nombre a su espalda, pero él no se giró aunque sí que detuvo a la bestia.
- Has vuelto, estás vivo- la voz persistía, ya no podía obviarla más.
- Perdone señorita, me confunde con otra persona.- la voz se me empezaba a quebrar.
- Han pasado cuatro años, pero te reconocería...
- Bueno vale, déjalo, me tengo que ir. Sólo pasaba para ver como estabas... tengo que ver.
- Lo has visto ¿no?
- ¿El qué?
Su silencio era significativo
- Sí, lo siento.
- Más lo siento yo, preferiría habértelo contado y haberlo hablado.
- Bueno, ciao preciosa. Ya nos veremos por ahí.

Y sin mediar palabra azuzó al caballo, no corría hacía su aldea, ya daba le igual, sólo quería correr y no pensar, la mente le bullía entre la rabia y la vergüenza por lo que acababa de pasar. Así a la carrera llegó al bosque, pero no frenó, las ramas le azotaron la cara, las hojas caían a su paso, su caballo se asustaba cada vez más, el lo sintió y comenzó a frenar, se apeó y calmó a la bestia.
- Hemos pasado por mucho para que te me hagas daño ahora – lo acarició en el hocico – Venga, volvamos a casa.
- ¿Tú eres imbécil?- tronó una voz detrás de él, era el chaval.
- Lárgate. – dijo sin mirarle.
- Está llorando por ti ahora mismo, le has destrozado. Pero ¿qué coño te pasa?
- Mira niñato, me da igual ¿sabes? Te doy un último consejo: vete.
- Me iré, tu vendrás conmigo.
-“Vale, uno que quiere darse aires de grandeza”- pensó, luego en voz alta le dijo – Oblígame.
- Si es lo que quieres. – comenzó mientras desenvainaba la espada que colgaba de su cinturón.

La guerra le había enseñado que la caballerosidad estaba sobrevalorada, que no debía dar respiro a un contrario, así que cargó contra él, espada ya en mano, antes de que el rival pudiera reaccionar. La primera estocada se la esquivó, la segunda la paró e intentó contraatacar, sus golpes eran muy débiles, se apartó dejando pasar una estocada profunda, al subir le dio un golpe con el mango en la muñeca, su enemigo quedó desarmado.

- Dime tu nombre antes de que te mate. – le dijo poniéndole la punta en el cuello.
- Jerk.
- Bien, Jerk, por hoy vivirás, pero no sin antes salir con algo que te recuerde este día.
Con un gritó bestial descargó su espada sobre el rostro del muchacho, una gran línea roja marcó el trazado de la espada y la sangre manó de ella

- Pero también que sepas que no mueres sino porque eso le destrizaría; vete.

Jerk desapareció entre la maleza tapándose la herida para contener la hemorragia, la rabia estaba presente en su rostro, la rabia de quien es derrotado y se le permite la vida por pena.

El jinete volvió a montar, le dedicó una última mirada al sendero que llevaba a la aldea de Leyre, luego miró hacia donde estaba su aldea y por último miró al horizonte, hacía donde estaba la capital.

-Se acerca el verano, siempre contratan mercenarios para las caravanas, seguro que con la guerra hay trabajo para nosotros, pequeño, porque este ya no es nuestro lugar.

FIN



El videoclip es Born in the USA