La senda del esgrimista: La prueba

Había pasado una semana y aun no había recibido una respuesta por parte del entrenador Malkiam, empezó a temer que quizás el equipo ya hubiera sido formado o que no entraba dentro de los esquemas del veterano maestro.

- No te preocupes cielo, verás en un par de días te llaman.
- Eso ya lo pensamos ayer, antesdeayer y el lunes... quizás debería echar la solicitud en otros equipos antes de que se formen.
- Como lo veas mejor, pero estoy segura de que te llamarán.

A la mañana siguiente el teléfono sonó, Dani lo cogió y la voz de una telefonista le preguntó:

- Perdon, ¿podría hablar con Daniel Plet...?
- Soy yo - la cortó.
- Buenos días, soy Marisa la secretaria de Malkiam, el entrenador de esgrima, usted solicitó una prueba con él ¿no?
- Exactamente.
- Bien, debe presentarse a las cinco de esta tarde en el dojo del maestro, tome nota por favor, calle...

Daniel tomó la dirección, en su cerebro se entremezclaba la alegría y las dudas, además algo le había extrañado.

- ¿Un dojo?
- Sí, al menos eso me han dicho.
- No un gimnasio corriente, seguro que un dojo
- Que sí
- Pero eso no es para artes marciales, meditación...
- Sí, por lo visto el hombre lo prefiere así.
- ¿Quieres que vaya?
- Sólo si quieres ir.

La mañana pasó y llegó la tarde, Daniel y su novia tomaron varios autobuses para llegar a la dirección que les habían indicado, llegaron a un barrio con pinta de tranquilo, a un lado de la calle se elevaban bloques de pisos de ladrillo visto, al otro, en lado que ellos buscaban, una serie de casas de dos plantas entre la que destacaba un edificio de estilo oriental. Era de una sola planta, pero entero de madera y mucho más ancho que las casas que lo rodeaban, el tejado era de estilo oriental, a varias aguas, y tenia grandes ventanales tapados por cristaleras.
Entraron por la puerta principal y una ayudante los llevó hasta la habitación donde estaba el maestro, era una sala imponente, con un techo alto y paredes por completo de madera, el suelo estaba acolchado a modo de tatami, "No me haré daño si me tiran" pensó Dani, en las paredes colgaban adornos con caracteres orientales. Y en el centro de la estancia estaba Malkiam; era un hombre mayor, occidental, Dani le echaba unos cincuenta años, dado que su pelo aunque canoso aun conservaba parte del color original. Se le notaba en forma pero se apoyaba en un bastón con la derecha, por lo demás no había nada sobresaliente en él, ni su forma de vestir, ni de actuar lo denotaban como el gran maestro del que había escuchado hablar.

- Debes de ser Dani ¿no?, bienvenido, y tu joven acompañante ¿es?
- Marta, soy su novia. - dijo ella.
- Bienvenida también, aunque te auguro que si Dani entra pronto dejarás de venir, las novias no están hechas para esto - tras lo cual soltó una carcajada, Marta no tenía cara de haberle hecho gracia. - bueno, ponte el peto y escoge una espada de las de ese armario, con la que pienses que te desenvolverás mejor. - dicho esto se giró y llamó a su ayudante, a la que empezó a darle ordenes.

Dani fue hacía el armario que le había señalado y lo abrió, dentro había una infinidad de espadas, bastardas, finas, estoques, cimitarras, katanas, mandobles... y él era como un niño en una tienda de golosinas, no sabía que coger, los mandobles y espadas bastardas parecían pesadas y le podían estorbar, además era una prueba, le harían probar su velocidad y destreza... al final se decidió por la cimitarra. En el suelo del armario vio los petos de los que le habían hablado, cogió el que tenía más cerca y se lo puso, ciertamente eran pesados.

- ¿Listo? - le dijo Malkiam a su espalda mientras se terminaba de ajustar el peto. - date la vuelta y mira, muchacho.

Lo hizo y vio que habían puesto una serie de cinco muñecos en el centro de la sala, de ellos colgaban una espada corta por muñeco atadas con cadenas, estaban puestos en rombo cuatro de ellos y uno en el centro, este tenía pintado un círculo rojo en el pecho.

- Primera prueba, dale al círculo. - le dijo Malkiam - vamos.
- Fácil - dijo por bajo para darse ánimos, dicho esto comenzó a correr hacía los muñecos. - Paso por la izquierda de ese, dado que las espadas las tienen a la derecha y le metó la yoya al del centro.

Siguió corriendo hasta tener enfrente al muñeco, comenzo a pasarlo por la izquierda cuando vio algo que lo dejó helado, el muñeco que tenía adelante y a la izquierda, el que formaba uno de los lados del rombo, comenzó a girar, vio como la espada comenzaba a balancearse como un péndulo.

- Joder, que estos cabrones giran - entonces se acordó del que tenía a su espalda - Joder.

Aun hoy no sabe como esquivó eso, simplemente se agachó y la espada le pasó a nada de la cara, una vez le pasó se arrastró hacía atras para ver que estaba pasando, los muñecos habían ganado velocidad y las espadas formaban círculos a su alrededor, la velocidad comenzaba a ser endemoniada, sólo el del centro estaba quieto. Dani apretó la empuñadura de su arma y volvió a correr, cuando se acercaba al muñeco saltó en plancha hacía el suelo, con lo que se deslizó al otro lado, levantó su arma y con la punta tocó al muñeco objetivo.

- Muy bien - dijo Malkiam - parad los muñecos, bueno esto es entrenamiento para niños, no te confíes ¿eh?.
- Ok - dijo Dani saliendo del rombo, una vez pararon de girar las espadas, se colocó delante de Malkiam - ¿ahora qué?
- Ahora - le dijo - para esto.

Con una velocidad endiablada le atacó con el bastón, Dani apenas pudo echarse atrás cuando el bastón le dio en el peto, a la altura de las costillas, Malkiam atacó otra vez y él intentaba pararlo o esquivarlo, pero para cuando su espada estaba en la posición de defensa el bastón ya había pasado y cuando quería moverse ya le había dado.

- Haz algo, joder.

Malkiam atacó esta vez a la altura de las piernas, él saltó pasando por encima del bastón y lo vio claro, con un golpe seco atacó con su cimitarra, Malkiam lo paró con su bastón y contraatacó, esta vez sí la espada de Dani estaba para pararlo, pero no lo estuvo para el siguiente ataque que le dio en la cara, ni para cuando lo derribó dándole en las piernas.

- Bueno, hemos acabado. - dijo Malkiam.
- Mierda - dijo.
- Mierda ¿por qué?
- Porque estoy fuera, me has dado una paliza.
- Yo te dije que me pararas el golpe y lo haz hecho, estas dentro chaval, no eres malo y solamente tenemos que pulirte.

Años más tarde Malkiam le confesaría que le escogió por haber intentado atacar, era el primer aspirante lo había intentado, pero eso sería años más tarde, otro día seguiré con esta historia.