Y es que a veces no queda otra que sonreir cuando sólo tienes ganas de tirarte en la cama y no pensar, levantarte cada mañana por cansado que estés y marchar a las clases, las prácticas y todo lo que un día normal conlleva.
Pero no es el día a día lo que cansa, es un poco de todo, las cosas que se estancan y ya parecen inmutables las que me pesan cada día, cuando la veleta deja de girar tras el huracán y luego ya no quiere moverse más, aunque posiblemente el viento lo quiera. Aunque quizás hay cambios que no me gustan nada, dado que han sido algo destructoras para la moral.
Esto es lo que hay, agarrarse los machos y continuar un poco más esperando que algo cambie, y como el post me está quedando algo soso incluiré un videoclip de lo que escucho últimamente.
Entre fotografías y acepciones
Hace 5 meses